Por: Iliana Pichardo · Ilustración: Enzo Rodríguez Suárez

  

Atmósferas sureñas

Nunca fui Alabama. Sin embargo los paisajes de humedales con caminos pantanosos los recorrí a través de libros y películas que de niña me rondaban. To Kill a Mockingbird. Cuando nací el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos había comenzado apenas veinticinco años atrás. Del asesinato de Martin Luther King solo habían transcurrido doce. Después de escuchar por primera vez el famoso discurso que proclamó en Washington decidí ilustrar con óleo, en la clase de pintura, la escena en la que los estudiantes de Little Rock ganaron su derecho a asistir a una escuela de blancos, mientras éstos los insultaban y escupían al intentar ingresar a su primer día de clases. El racismo estaba presente en esas atmósferas sureñas, pero también en mi mundo. Aunque no era lo mismo, en México el racismo también se manifestaba en lo cotidiano.

 

Decir su nombre

Travis Wilkerson vino a México en 2018 porque el Festival Internacional de Cine UNAM le hacía una retrospectiva. En ese momento me encontraba trabajando como Coordinadora editorial del festival, así que recorrí sus películas, empezando por  Did You Wonder Who Fired the Gun? (2017). En ella hace una reelaboración de un suceso familiar que ocurre en 1946 en el que su bisabuelo mata a un hombre negro llamado Bill Span y nunca es juzgado por ello. Travis decide hacer el camino de vuelta a Alabama para encontrar a la familia de ese hombre negro y, también, para volver sobre las huellas de su propia historia. Su película comienza con un simil de To Kill a Mockingbird, desde ahí el filme se sumerge en esos paisajes que de niña imaginaba, entre carreteras arboladas y música folk marcando, el paso de un discurso político desde una historia muy personal. La proyección más emocionante de esta película la tuvimos ante un auditorio de unos quinientos estudiantes de Prepa sí, un programa de estímulo económico para bachillerato. Aunque parecía imposible captar la atención de los estudiantes, la voz profunda de Travis lo logró. En la sesión de preguntas Travis fue ovacionado como si fuera un predicador. Los jóvenes lo miraban llenos de fuerza, con esa hermosa forma de libertad que se tiene cuando por un momento no se sienten límites.

 

Cincuenta años de Tlatelolco

El verano del 2018 fue uno de cambios y un pasmo en la economía. El mundial de futbol sumado a las inminentes elecciones en México tenían todo suspendido como esperando ver para qué lado soplar. Igual estábamos nosotros, esperando un viento que nos diera norte. Llegó en forma de un concurso de práctica experimental en el que Travis Wilkerson impartiría un taller sobre narrativa documental y uso de archivos fílmicos a través de la Cátedra Bergman. Partiendo de un proceso de experimentación había que generar un diálogo entre el material fílmico de archivo que proporcionaría la Filmoteca de la UNAM y la Cineteca Nacional e incluso se podía incluir material de archivo propio de cada realizador. El objetivo era volver sobre las historias y la memoria del 68, abordándola desde dos temas centrales: la vida cotidiana y las voces ausentes. Elegimos la segunda: cómo se modifica un espacio cuando un cuerpo deja de ocuparlo. En países con desapariciones políticas y forzadas como el nuestro la presencia se vuelve ausencia, vacío que se va llenando con miedo, la imposición, el control social. Pero todo proceso histórico forzosamente avanza, las contradicciones, con el tiempo, están condenadas a explotar en nuevas formas de organización social. Por eso trabajar sobre el archivo del 68 era necesario, ¿qué había pasado a cincuenta años de la lucha estudiantil?

Loa Aparecidos / Dirección: Iliana Pichardo Urrutia y Facundo Torrieri. Guión: Iliana Pichardo Urrutia. Fotografía, Montaje y Diseño sonoro: Facundo Torrieri

 

Pilotos en piyamas

 Realizadores alemanes entrevistan a pilotos que en la Guerra de Vietnam tenían la misión de bombardear poblaciones enteras, y que en vuelo fueron derribados y luego, al aterrizar, capturados por el gobierno comunista y puestos en cautiverio con la indumentaria asignada, un conjunto de piyamas. Los realizadores los entrevistan así, en esta situación vulnerable, intentando saber qué pasó por sus mentes al momento de caer y verse como prisioneros. A través de las preguntas logran que los propios pilotos se cuestionen la misión que les fue asignada.

El padre de Travis Wilkerson también fue piloto y fue enviado a Vietnam durante la Guerra. Al parecer no permaneció hasta el final y regresó a Estados Unidos. En Alabama conoció a la madre de Travis, una mujer adolescente nacida en el seno de una familia racista, en uno de los estados con mayor segregación. Esta mujer, que repelía la condición de su familia, y el ex piloto que ahora estaba en contra de la guerra, huyeron de Alabama hacia Colorado donde Travis nació. Este es el origen. Su historia familiar. Su búsqueda. Ya como adulto consiguió ver Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea y decidió viajar a Cuba para trabajar en una granja que estaba al lado de la Escuela de Cine. Ahí conoció al cineasta Santiago Álvarez y la tradición del Tercer Cine, cuyo objetivo era crear un cine que hiciera una reflexión y una denuncia. Tras este encuentro Travis se plantea hacer cine como un trabajo político.

Pilots in Pajamas fue parte del material que nos pasó en los días de la práctica experimental en la Filmoteca. Además de piezas realizadas por Santiago Álvarez y otros materiales que mostraban temas crudos a través de recursos que volvían a la imagen soportable, casi sutil, de modo que el resultado era una mezcla apabullante de belleza y crueldad. Ejemplo de esto es Newsreel 63, de Nika Autor, donde la mirada está puesta en los rieles, como si quien mira estuviera colgado de algún intersticio entre las llantas de un tren. Después se sabe que el video de celular fue tomado por un inmigrante que viajaba en la línea que iba de Belgrado a Ljubliana. Newsreel 63 es un ensayo en el que se explora la narrativa histórica, política y social de los trenes, y la idea de que nuestra búsqueda por la felicidad está ligada a un sentido de viaje hacia alguna parte.

 

Archivo familiar

Lo efímero-perdurable: años setenta, luz ámbar de la mañana, muebles aterciopelados. Mi hermana de unos tres años coloca la aguja sobre el acetato de un tocadiscos. Después mi padre aparece a cuadro, la toma de las manos y comienzan a bailar. Esta escena es parte del archivo familiar en súper 8 del que disponíamos Facundo y yo para hacer el cortometraje. Utilizamos lo que teníamos a mano, éste registro que rastreaba mi nacimiento y, también, el testimonio de mis padres, mi abuela, un par de amigos, todos habían vivido de algún modo los acontecimientos de Tlatelolco sin ser agentes activos de la lucha. Yo crecí en un ambiente donde este tipo de cosas no se discutían, por eso abordar el tema a través de un cuestionario fue la mejor forma de rastrear ese silencio. El nacimiento de Facundo en cambio, estuvo signado por una dictadura militar y la política, se metió por cada intersticio de la vida pública y privada. Cinco entrevistas apuntaron al revés de esa historia del 68 en Tlatelolco, otros ángulos y visiones igualmente importantes para entender la memoria y, en mi caso, reconstruirla a partir de mi historia familiar. Solo se puede avanzar a partir de lo que se es realmente. Por eso empezamos por ahí. 

 

Film Destroy

Rayar, teñir de rojo, de verde, de amarillo. Hervir en bicarbonato, desprender, destruir el material fílmico para que la violencia pasara del suceso a la película. Con Travis aprendimos estas técnicas de intervención sobre el filme en 16 mm que nos entregó la Filmoteca a cada uno. Escenas cotidianas de los sesenta, momentos durante la inauguración de las Olimpiadas de octubre del 68 en México y tomas de la represión del movimiento estudiantil fueron intervenidas incluso por nuestra hija de 3 años –la misma que más tarde aparece también corriendo en Tlatelolco–. Después enterramos el rollo por semanas a la intemperie para ver qué efecto producía al degradarse. El objetivo era hacernos conscientes de que la forma como la imagen se mostraba podía contribuir a legitimar el miedo, la represión o conseguir totalmente lo opuesto. Según Travis la respuesta estaba en no enfocarse en la violencia como narrativa, si no en interrogar la imagen y encontrar una postura subjetiva sobre el tema para contar de una forma nueva el hecho histórico que nunca estuvo desconectado del presente. Como dice Samuel Steinberg en Photopoetics at Tlatelolco, afterimages of México, 1968: “Tlalelolco es una historia que nunca terminará porque otros continuarán escribiéndola”, y eso quisimos hacer, conectar el archivo familiar con las voces que continuaron la lucha por los derechos civiles. Al cortometraje lo llamamos Los aparecidos, porque es en el ejercicio de la colectividad, como decía Sartre, donde adquirimos un carácter verdaderamente humano. Por eso es importante no olvidar, nombrar a cada desaparecido tantas veces como quepa su nombre en el silencio.

 

Lo que trajo

Esa semana de curso también nos trajo la noticia de que estaba embarazada por segunda vez. Meses después supimos que sería niño y le pusimos Santiago, no por Santiago Álvarez, pero viéndolo de lejos se siente como una coincidencia. Esos días cambiaron nuestro norte. El curso de Travis continuó con la presencia de la directora y productora alemana Maike Mia Höhne, curadora y programadora de la sección de cortometrajes de la Berlinale. En ese momento también había venido a México como invitada a la Semana de Cine Alemán y prestaba el programa de cortometrajes 68 – Banderas rojas para todos. Al respecto Maike dijo en la Cineteca: “Si no cuestionamos la agitación social, sería imposible arrojar una mirada sobre 1968 […] la mirada subjetiva en su diversidad estética es el caleidoscopio que hace que aquellas circunstancias sean accesibles hoy […] los artistas liberan al cine de toda narrativa y nos permiten atisbar una nueva realidad”. Con Maike cada uno pudo darle forma a su proyecto y también logramos hilvanarlos a todos para formar una única película que, por idea de Maike,  se terminó llamando Hoy fue un día soleado, palabras que se le atribuyen al periodista Zabludowsky al dar las noticias ese 2 de octubre. Dos meses después, cuando quedó conformada la película, casi olvidamos que se trataba también de un concurso de cortometrajes, tanto Maike como Travis fomentaron desde el principio un trabajo colaborativo. El filme se exhibió como parte de Arcadia, Festival de Cine Rescatado y Restaurado de la UNAM, con el apoyo de DocsMX y Ambulante. Nuestro corto Los aparecidos resultó ganador del Premio del Jurado.

 

Aniversarios

Un año después Travis Wilkerson regresó a la Ciudad de México a impartir la segunda edición del Concurso de cortometraje experimental de la Cátedra Bergman y a realizar, por última vez, la proyección performática de Did You Wonder Who Fired the Gun? “Bill Span! Bill Span!” gritaba, haciendo retumbar en la sala del Cinematógrafo del Chopo, el nombre del hombre al que su abuelo asesinó. En su visita también hicimos una proyección de Hoy fue un día soleado con la presencia de Travis y todos los realizadores. Nos reencontramos en esos cortometrajes, en los caminos que cada uno tomó para reconstruir esa memoria. Fue una proyección a sala llena, en su mayoría estudiantes de cine cuyos cuestionamientos giraban en torno al activismo y al papel del cine y el arte: “Es fácil sucumbir ante la desesperación…”, decía Travis, “…Pero es deshonesto, porque el mundo también es un lugar hermoso, si solo vemos la oscuridad no estamos viendo el todo. Síganse moviendo… estén abiertos a una multiplicidad de cosas, estén abiertos a las cosas hermosas del mundo.” Esa tarde comprobamos aquello que decía, al compartir con su familia las horas de la tarde, entre cervezas y pasteles que los niños construían con piedritas. Después cayó una lluvia de esas intensas y fugaces del fin del verano, y los vimos partir.

Al día siguiente cerró su visita con una clase magistral íntima, casi un recorrido por sus orígenes familiares, sus búsquedas. Habló de la persistencia, que es lo que al final hace a un cineasta, seguirse moviendo a pesar de las limitaciones, como él mismo las ha vivido al ser completamente independiente y tocar temas ásperos de su propia cultura, por lo que ha recibido críticas incluso del mismo cine independiente. Pero nunca dejó de hacer lo que mejor sabía, encontrando siempre nuevas formas para mostrar historias personales que conectan con temas que a todos nos tocan. Con el tiempo esto le ha valido reconocimientos importantes como el ser nombrado “la voz de la consciencia de los Estados Unidos en el siglo XXI” por la revisa Sight & Sound.

Cada problema tiene una solución, si no la hemos encontrado es por nuestras propias limitaciones, dijo: “El capitalismo nos enseña a no ser seres sociales, pero tenemos la capacidad de trabajar juntos. Ser artista es la cosa más social que podemos hacer.” Estas palabras toman especial relevancia en esta época, en este año donde el 26 de septiembre se cumplieron 5 años de que desaparecieran los 43 normalistas de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Como sociedad debemos plantearnos los caminos que aclaren la verdad. Dice el discurso de Raquel Domingues do Amaral, jueza de Brasil: “Cuando un derecho se concreta, hay un sentido en la tragedia humana, cuando un derecho se concreta, se eterniza la vida.”

Nosotros somos los aparecidos.